Lady Gaga ha anunciado que Monster, su primer perfume en el mercado, olerá a sangre y semen. ¿A quién crees que evocará el aroma: al muerto o al asesino? ¿Lees la iniciativa comercial como un juego de transgresión perverso, o como una frivolidad pop?
Creo que la iniciativa obedece a una lectura avant la lettre del contexto occidental y su lógicas neo-liberalista y hedonista. Que un perfume huela a sangre y semen no es otra cosa que una reafirmación simbólica de que para estar in -ser pertinentes socialmente- debemos parecernos o estar supeditados a la masculinidad hegemónica y su violencia explícita en una especie de travestismo olfativo. Lady Gaga no propone un producto sino un dispositivo biopolítico que sigue legitimando a la masculinidad como espacio de deseo. Disfraza de frivolidad pop todo un orden social patriarcal.
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